La renovación de las representaciones empresariales (aquellas con interlocución legalmente reconocida con las instancias de Gobierno) será en el contexto de una fuerte y polarizada competencia electoral por la Presidencia de la República, compitiendo las estructuras de control ante la exigencia de inclusión democrática al interior de tales representaciones…, empezando este noviembre por la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, donde Héctor Tejada Shaar buscaría dejar a un sucesor para dar continuidad al grupo que ha “traído todas las canicas” este sexenio.

  Antes de exponer cómo actualmente “se mueve la grilla empresarial”, es importante resaltar que existe un anhelo entre los líderes de esa organización por “ponerse de tapetito” a los presidentes en turno, cuando menos desde el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari; hasta antes de 1988, las organizaciones de la iniciativa privada tenían un papel de contrapeso  y diálogo ante sindicatos e instancias de Gobierno; incluso se les llamó “grupos de presión” en los momentos estelares del priismo autoritario. Pero en el salinato se alinearon objetivos, idearios… e intereses.

Y eso no cambió durante tres décadas de transición democrática, incluyendo el periodo de la cuatro te, donde incluso se acentuaron algunos caracteres de supeditación al poder presidencial.

El grupo al que representa Tejada Shaar no las tiene todas consigo, ni fuera ni dentro de Concanaco-Servytur: en el Consejo Coordinador Empresarial, que encabeza Francisco Cervantes Díaz, no se ha visto bien el propósito de Tejada Shaar de condicionar la sucesión de presidencia del CCE en 2024, acentuando la desconfianza entre sus integrantes por los señalamientos de manejos opacos y poco pulcros al interior de la representación de comerciantes y prestadores de servicios. Por cierto, en “radio pasillo” corre la versión de que Tejada será impulsado por Morena como diputado plurinominal. ¿Será?